Estados Unidos ha intensificado su respuesta ante las crecientes protestas de migrantes en Los Ángeles, ordenando el despliegue de 700 marines para reforzar el control en las calles. Las manifestaciones, que se han extendido por seis días consecutivos a pesar del toque de queda nocturno, buscan frenar las redadas y deportaciones impulsadas por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE). Los marines se suman así a más de 4.000 efectivos de la Guardia Nacional y a la Policía local, en una operación sin precedentes. Sin embargo, autoridades han señalado que aún no está claro el rol específico que tendrá cada fuerza en terreno.
Mientras tanto, la tensión se ha trasladado a otras partes del país, con protestas reportadas en al menos 13 estados. En ciudades como Spokane, Nueva York, Las Vegas e Indiana, se han registrado arrestos masivos, enfrentamientos y estados de emergencia. El gobernador de California, Gavin Newsom, denunció además la falta de bomberos para enfrentar un grave incendio forestal en San Bernardino, señalando que varios equipos fueron desviados por órdenes del expresidente Trump para asistir a un acto político en medio del caos. Las protestas continúan ganando fuerza, elevando la presión sobre las autoridades federales.