El Papa Francisco sorprendió este domingo a los miles de fieles reunidos en la Plaza de San Pedro al aparecer públicamente por primera vez después de 38 días de hospitalización y dos semanas de convalecencia en su residencia vaticana. A pesar de los problemas respiratorios que lo mantuvieron alejado de la vida pública, el pontífice llegó en una silla de ruedas, usando oxígeno a través de cánulas nasales, para saludar a los presentes. Con una sonrisa, dirigió unas breves palabras: «Buen domingo a todos. Muchas gracias», mostrando su gratitud por el cálido recibimiento.
El Papa fue recibido con aplausos y vítores, con los fieles exclamando «¡Viva el Papa!» mientras él avanzaba entre la multitud, aunque los médicos le recomendaron mantener reposo y prudencia. La misa, dedicada al Jubileo de los Enfermos en el marco del Año Santo, adquirió una relevancia especial, ya que el propio Francisco ha vivido de cerca las dificultades de la enfermedad. Según la Santa Sede, su salud mejora poco a poco, aunque aún sigue bajo observación médica.