Una educadora de párvulos en Salta, Argentina, fue despedida tras acusaciones de apoderados que afirmaron que ataba a estudiantes de cuatro años a sus sillas. La controversia comenzó cuando una madre denunció que la profesora utilizaba elásticos para mantener a los niños sentados, lo cual fue corroborado por otros tres padres ese mismo día. Aunque la maestra negó inicialmente los hechos y argumentó que eran inventos de los niños, el colegio encontró evidencia física de los elásticos descritos por los estudiantes. Además, la docente tenía antecedentes previos, incluyendo un incidente en 2023 donde olvidó a una niña durante un paseo escolar, lo que contribuyó a la decisión de despedirla por violación del protocolo de derechos de los niños, aunque no se tipificó como delito penal.
El proceso incluyó la suspensión preventiva de la profesora, la oportunidad de presentar su defensa por escrito y la confirmación posterior de las acusaciones mediante la evidencia física encontrada. A pesar de mantener su inocencia inicialmente, la acumulación de testimonios y pruebas llevó a la decisión final del colegio de terminar su relación laboral con causa justificada, destacando el impacto negativo en la libertad de movimiento de los niños como un factor crítico en la resolución del caso.