La idea, según explicó este jueves el ministro de Salud, Enrique Paris, provino del Presidente Sebastián Piñera: crear un “carnet verde” y un “pasaporte verde” para quienes tengan las dos dosis de la vacuna contra el covid-19 y 14 días desde la segunda. “Lo estamos estudiando”, anunció el ministro. “Debería ser un estímulo bastante importante para que la gente se vacune”, añadió. A priori, la iniciativa se asemeja a la tarjeta sanitaria que implementará Europa: un pase que pruebe la inmunidad y que sirva para movilizarse entre distintos lugares. Algo así se planteó al inicio de la pandemia, cuando se pensaba que recuperarse de la enfermedad podía generar anticuerpos, una idea que fue desechada antes de ponerse en marcha. Hoy, a diferencia de entonces, empieza a existir evidencia sobre la inmunidad que genera cada tipo de vacuna.
Según explica la doctora Marisa Torres, epidemióloga de la Red de Salud UC Christus, la idea “no es una cosa extraña, nueva ni rara”. “Los programas de inmunización a nivel mundial tradicionalmente empezaron con niños y en algunos lugares se usaron estos carnets o registros, que sin duda son un aporte. Posteriormente también surgió la necesidad de hacer una especie de pasaporte para vacunas internacionales, como la de la fiebre amarilla. Dentro de lo que uno podría llamar el reglamento sanitario internacional, los registros de programas de vacunación son deseables”, dice a Emol. Para ella, lo ideal hubiera sido hacer un proyecto piloto antes de poner en ejecución un programa así, “pero como estamos en medio del desastre de la pandemia, probablemente no existe esa posibilidad”, reflexiona. “Yo creo que cualquier estímulo que pueda motivar a vacunarse es bienvenido. Me parece que es una muy buena medida que además permite visibilizar el proceso en la comunidad: la gente puede mostrar su carnet y eso pudiera generar una cierta ola de motivación externa para que la gente se vacune más rápido”, apunta.